Mi VIAJE a CHOQUEQUIRAO
Para aquellos que les gusta la aventura y el caminar, expongo esta bitácora con el ánimo de apoyar ese intrínseco deseo de explorar esta fantástica geografía y que permite sondear nuestras emociones en un contexto singular.
PRIMER
DÍA
SÁBADO 06 de Octubre del 2012
Tramo: Cachora,
Huancacalle, Capuliyoc, Cocamasana, Chiquisca y Playa Rosalina.
Salimos
de Lima viernes 05 de octubre del 2012 a las 14:45 hrs vía Oltursa y llegamos a
la ciudad de Abancay siendo las 06 30 hrs.
Averiguamos
que a unas cuatro cuadras del terminal terrestre, está el paradero de camionetas que hacen el
servicio a Cachora. Como la calles tienen pendientes pronunciadas tomamos un
taxi nos cobró S/. 2,50
El recorrido de Abancay a Cachora demora cerca de una hora y media y el pasaje cuesta S/. 10,00. Arribamos a Cachora a las 08:45 hrs.
Cachora
es un pueblito limpio y muy acogedor a una altitud de 2 903 msnm. Pero, nuestra
sorpresa fue desagradable al no encontrar arrieros para iniciar la caminata,
nuestra suerte cambiaría al restablecer contacto con el Hostal Casa de Salcantay de Jan Van Delft.
casadesalcantay@yahoo.com

10 35 hrs
Iniciamos el recorrido con mucho
entusiasmo y con la convicción de que las fuerzas nos alcanzarían para cumplir
con nuestro cometido.
El primer
tramo del camino es poco escabroso y accesible, en realidad es una carretera
afirmada con pocas irregularidades que no dificultan su tránsito.
Los primeros km discurren entre bromas y risas, inclusive tenemos servicio para el móvil hasta el km 10.

11 50 hrs Nos detenemos a tomar agua, el cansancio se hace evidente, no hay que olvidar que estamos a 2,987 msnm, y el sol está en su esplendor. Pero, aún no sabíamos todo el esfuerzo que faltaba por realizar.
13 20 hrs Hemos llegado al mirador de Huancacalle, es el km 11 con 31 C el aire es puro pero el calor nos está pasando factura y estamos transpirando profusamente.
13 40 CAPULIYOC, km 11.50
Parada
obligada para descansar y apreciar el magnífico paisaje que tenemos a la vista.
El lugar se presta para un reparador descanso, nos quitamos los zapatos y comenzamos a tomar un frugal refrigerio, dos panes con atún y agua, dos manzanas que el estómago recibe con mucha alegría.

Nuestro joven arriero Julio quien ya descargó la mula y la puso a buen recaudo, también participa del convite.
Capuliyoc
es un mirador natural y desde allí se observa las níveas cumbres del nevado del
Padreyoc, cuyas siluetas al ser recortadas en el celeste cielo lejos de
atemorizar dan una sensación de protección. Pero, al mirar hacia abajo notamos
que el camino empieza a descender a lo largo del desfiladero que es muy
profundo.
Capuliyoc está a 2999 msnm y debemos descender 1 600 m hasta el río Apurímac que está a 10 km. Es decir, "bajaremos" 160 m cada Km.
14 20 hrs
Después
de un reparador descanso de 40 minutos reiniciamos la caminata.

El camino es de tierra roja, transitable pero las piernas empiezan a sentir otro tipo de esfuerzo ya que la inercia te lleva hacia adelante.
15 45 hrs estamos en el km 15
16 05 hrs Km 16
16 09 hrs Caída de agua, momento de refrescarnos. Que delicia sentir el agua correr por el rostro y la cabeza, no interesa mojarnos el torso, aprovechamos en llenar nuestras botellas con esta agua de manantial, oportunidad de un breve descanso.
17 02 hrs km 18
Nuestra
velocidad de avance va disminuyendo conforme aumentan las dificultades del
camino.

17 25 hrs CHIQUISCA
Inicialmente
iba a ser nuestro
destino para pernoctar el primer día, pero al ver la hora y
al consultar las fuerzas decidimos avanzar hasta playa Rosalina, unos 03,50 km
más.
17 30 km 19

18 05 km 20
Realmente
extenuados y todo está muy oscuro lo que dificulta la marcha, las linternas
tienen poco radio de luz.
Nos
cruzamos con dos señoras que van con su carga a la espalda, llevan un paso rápido
que nos hace suspirar y a la vez nos dan ánimos.
Les
preguntamos cuanto nos falta para llegara a playa Rosalina y nos responden con
el consabido
-
Aquisito nomás.
18;37 hrs Km 21
18 39 hrs PLAYA. ROSALINA
Ya
estamos en el lugar que dormiremos.
Julio,
que se había adelantado ya había armado la carpa, nos sentamos un rato a
contemplar el cielo lleno de estrellas y a descansar.

Pablo
había llevado una botellita de pisco y el término de la primera jornada fue la
excusa precisa para brindar con este buen trago peruano.
En este
lugar no hay venta de comida ni bebidas, así que pensamos en prepararnos
nuestra sopita en la ollita que había llevado Pablo.
Mientras
buscábamos leña para hacer fuego nos acercamos a la choza de Don Toribio, quien
al ver el tamaño de la ollita dijo que mejor la prepararía en la suya. Fue la
sopa más agradable que he tomado últimamente, solo que Toribio le tomó un
cariño casi entrañable a la ollita ya que se hacía el desentendido cuando se la
pedíamos.
Aplacada la ansia estomacal nos disponemos a dormir.
Ingresar
a la carpa no es fácil, las piernas están agarrotadas y movimientos simples se
transforman en cruentos ejercicios, sacarse los zapatos, estirar la bolsa de
dormir, acomodar las mochilas es casi un suplicio.
Hace
calor, por eso el saco de dormir lo utilizamos solo como colchoneta, a través
de la puerta de la carpa se aprecia un cielo lleno de estrellas que titilan y
adornan la noche, el suave desplazamiento del río y el sonido de los grillos
terminan de dar un agradable fondo a esta naciente noche.
Conversamos
sobre el recorrido realizado, sus dificultades pero también lo hermoso paisaje
que habíamos transitado, fue duro pero a pesar de ellos los habíamos superado y
dándonos ánimos para el día siguiente la conversación fue languideciendo y
decidimos dormir, eran las 09 de la noche.
Pero, yo
solo pensaba en mi rodilla, la cual ni siquiera podía doblar. Me imaginaba que
la lesión me dejaría fuera de mi deporte favorito, el fulbito. Por eso, mañana le diría a Pablo que ya no podría
continuar el camino y que aquí lo
esperaría.
Empieza
a amanecer el canto de pajarillos y grillos es el despertador natural.
Me
levanto y salgo de la carpa rápidamente, sin contratiempo, la rodilla está
desinflamada y asiento la pierna normalmente.
Los apus
están conmigo, no hay dudas llegaré a Choquequirao.
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