MI COLUMNA PARA EL DIARIO VIRAL - AREQUIPA: (01)
Pag. 17 https://edicion.diarioviral.pe/edicion-22-12-2022
Se viene la reunión con mis excomapeñros de la UNSA. Lo he estado esperando con muchas ansias. Pero ¿todos tendrán el mismo deseo? No quise que el pesimismo me ganara y con entusiasmo arreglé mi horario para estar presente y compré los pasajes aéreos. Ya en Arequipa, me vi frente al espejo, ajustando mi casaca y la imagen de un personaje con muy poco cabello, con abundantes canas se me refleja y reparo que la talla del pantalón y camisa no son los mismos de entonces. Aun así, fui contento junto con mi galopante corazón.
Todos
llegaron con la energía que nos da la armadura de la juventud acumulada. Volver
a tener la calidez del abrazo sincero fue conversar en silencio con el amigo
hecho pentagrama para componer una melódica armonía que se hace simbiosis
fraterna en una comunión que no tiene contrato ni caducidad. Nuestros rostros
se ven lozanos bajo el amparo del reencuentro, vibran las miradas en interminable
saga de alegría. Hoy, seguimos preguntando por el ¿te acuerdas?
Las risas van
tejiendo una regia alfombra que refleja instantes vividos para jugar alegre y
abiertamente con los nuevos. Vernos es renovarse al sentir la brisa juvenil que
llegó para quedarse con nosotros, la juventud camina, siempre con
nosotros. Cada mirada es un universo que
se comparte y entrega su energía para hacer una nova de felicidad y entre cada
brindis burbujean las añejas sonrisas para comenzar a sorber inefables
momentos, nos sentimos identificados. Además, ellos son los poseedores de un
gran tesoro, tienen fijado en las arcas de sus retinas y razón a nuestra
primera juventud.
La vida es
breve, no renunciaremos a nuestros ideales ni metas que nos fijamos en aquella
hermosa etapa, en donde todo era posible y nuestras fuerzas alcanzaban para
todo, incluso para divertirnos y estar en la vida como protagonistas y no como
actores secundarios para complacencia de una sociedad que nos agobia con
formatos y protocolos que no los hicimos, ni tampoco fuimos partícipes para que
rigieran nuestro destino, nuestra alegría o nuestros sueños. La sapiencia que
recibimos en los egregios claustros agustinos nos permitió sobrepasar con
creces diferentes ámbitos de la vida, es noble reconocer a quien nos nutrió y
cobijó en esos galanos y juveniles años.
¿Qué si valió
la pena habernos reunido, después de tanto tiempo? ¡Por supuesto! Siento un
placentero cansancio después de la reunión. Una sonrisa esbozo al haberme
apoderado de hermosos momentos de la vida. Río con esa inmensa alegría de haber
participado de una fabulosa comunión de amistad. Un abrazo de catorce amigos
con quienes dimos similares pasos en la universidad y que hoy, cuarenta años
después compartimos parte de nuestras vidas, sabiendo que quienes nos oían, se
apenaban al sentir nuestras zozobras y que se regocijaban al saber de nuestros
logros. Se trata de una irrestricta amistad que se apoderó de una esquina de
nuestras vidas, para que rían… los de siempre. Privilegiado en ser parte de
este único e irrepetible momento.
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