martes, 20 de mayo de 2025

EL MUSEO DE LAS SOMBRAS PERFECTAS





El museo de las sombras perfectas

El Museo de las Sombras Perfectas

Un domingo cualquiera, Clara abrió Instagram por enésima vez. Su mente registró, una tras otra, las vidas perfectas de los demás:

   Ana, sonriente con un atuendo que desbordaba glamur.

   Carlos tomando café en un restaurante exclusivo.

Clara miró su pantalla: un selfi tomado tras seis intentos, el filtro suavizando sus ojeras. —¿Por qué mi vida no luce así? —pensó, borrando por segunda vez el borrador de su historia. No quería mostrar su pequeño cuarto, su café instantáneo ni, mucho menos, la soledad de su domingo.

Lo que Clara ignoraba era que Carlos había pedido aquel café, solo para la foto, dejándolo intacto por su precio exorbitante. Y que Ana había llorado antes de lucir aquel atuendo, tras descubrir la infidelidad de su novio.

Todos eran actores en el mismo juego: exhibir lo que no eran.

—Si no publico ¿existió? Bromea la gente, pero en el fondo, lo creen.

El cerebro de Clara, como el de todos, está programado para compararse. Cada "like" activa su corteza prefrontal, haciéndole creer que la aprobación es oxígeno, y los filtros engañan a su amígdala cerebral, distorsionando su realidad.

—Pero, si todos saben que es mentira, ¿por qué seguimos haciéndolo?

En una esquina, Sartre observaba la escena, murmurando: "El infierno son los otros". No por maldad, sino porque vivimos esclavizados por sus miradas.

Un martes, Clara publicó una foto sin filtros: rostro cansado, café instantáneo. El pie de foto: “Hoy, solo soy yo”.

Para su sorpresa, fue su publicación más comentada.

   Gracias por ser real, escribió alguien.

   “Me pasa igual", confesó otro.

Nietzsche, junto a Jean Paul, comentó: Tienes que caerte para descubrir que siempre estuviste parado en el suelo.

Clara siguió usando redes, pero ya no vivía para ellas. Comprendió que:

  • La ropa cara no otorga confianza, sino deudas.
  • Los filtros no borran las arrugas, sino la verdad.

Porque, al final, lo único que realmente existe es lo que nunca se publica.

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