El corazón roto: cuando el dolor se vuelve anatomía.
https://edicion.diarioviral.pe/edicion-5-4-2025 Pag. 15
Hay un instante en que el
pecho parece desgarrarse. No es metáfora: es el síndrome del corazón roto, una
herida que la ciencia nombra cardiomiopatía de Takotsubo y el amor,
"corazón hecho pedazos". Las neurociencias revelan que el cerebro,
ante una pérdida afectiva, activa la misma red neuronal del dolor físico. El
hipotálamo desata una tormenta de adrenalina, el ventrículo izquierdo del
corazón se aturde y deforma, como un puño que se cierra hasta ahogarse.
Cuando Raúl vio a Lina, su
amada, con Oscar, su rival, sintió ese frío que quita la vida. El dolor se
alojó en su pecho, mientras el cortisol y la adrenalina inundaban su sangre, la
serotonina se esfumaba y el sistema nervioso simpático convertía cada recuerdo
amoroso en un electroshock. La amígdala, encargada del miedo, disparó señales
de terror. Su corazón, confundido por el caos hormonal, bailó
desacompasadamente el vals "Infiel" de Carmencita Lara. No se quebró,
pero se contrajo en espasmos silenciosos, como el ave que musita enjaulada.
Al día siguiente, en el
hospital, el médico habló de "cefalea emocional" y "arritmia por
estrés". Raúl insistía en el dolor en el pecho, pero los exámenes
mostraban la verdad: su músculo cardíaco tenía la forma de takotsubo, esa
vasija japonesa que atrapa pulpos.
¿Cómo explicar que un órgano
se encoja como un animal acorralado?
El cuerpo es sabio. La
neuroplasticidad demuestra que, tras seis semanas, las dendritas reconectan
rutas alternativas. El Takotsubo es temporal, un molde de dolor que, al
secarse, renace con vitalidad.
El síndrome del corazón roto denota
que el amor no habita solo en metáforas: se hace tangible. Una caricia activa
la corteza somatosensorial; un rechazo, la ínsula y el cíngulo anterior. Quizás
por eso, cuando Raúl escuchó tiempo después “su canción” en la radio, ya no
sintió el pecho oprimido. Solo un ligero hormigueo, como de raíces creciendo
bajo tierra o ¿cenizas?
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