lunes, 25 de agosto de 2025

CUANDO EL DOLOR NOS QUITA HASTA EL ALIVIO QUE NOS HACE BIEN - 31

Cuando el dolor nos quita hasta el alivio que nos hace bien

Julio perdió a su padre y dejó de tocar el piano. Como él, muchos abandonamos lo que nos gusta al enfrentar pérdidas, fracasos o decepciones. ¿Por qué este impulso de castigarnos justo cuando más necesitamos consuelo?

La neurociencia muestra que el sufrimiento emocional activa las mismas zonas cerebrales que el dolor físico (la corteza cingulada anterior), mientras reduce la actividad en el núcleo accumbens, nuestro centro de placer. Es un mecanismo de protección que, paradójicamente, termina aislándonos.

Martin Seligman descubrió la "indefensión aprendida": tras varios fracasos, el cerebro concluye que "nada servirá". Una ruptura nos hace evitar nuevas relaciones; un error laboral nos paraliza. Nos convertimos en prisioneros de nuestro propio miedo.

La sociedad nos enseña a sufrir "correctamente": demostrar pena para validar nuestro amor (¿Acaso dejar de llorar significa que no lo querías?) o fingir fortaleza para ser productivos. Byung-Chul Han lo llama autoexplotación emocional: convertimos el dolor en obligación.

Cómo romper el círculo

1. Desobedecer los "deberías: Un café con amigos o diez minutos de sol no son traición, sino supervivencia. 

2. Microdosis de placer: Escuchar una canción favorita puede reactivar los circuitos del disfrute. Recuperar actividades, pero sin presión. 

3. Socializar diferente: Compartir el dolor sin convertirlo en espectáculo en las redes sociales. 

Como escribió Benedetti: "Cuando creíamos tener todas las respuestas, cambiaron las preguntas". Sontag lo dijo a su manera: "El dolor es inevitable, pero su puesta en escena es optativa". Hoy la pregunta es: ¿realmente honramos lo perdido negando lo que aún nos sostiene? 

El verdadero homenaje está en no permitir que el dolor eclipse toda posibilidad de consuelo.

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