Del GRAN HOTEL PERÚ al Café Bar "Al PACINO".
Terminando con los infaltables prolegómenos para la presentación del libro de papá.
Son instantes que se dilatan, pero, con la tranquilidad que dan los pueblos en provincia vamos destejiendo las tramas de innumerables historias que se gestaron en este icónico escenario pacasmayino al ritmo de los sorbos del inefable café. Son tejidos de antiguas y relucientes décadas, algunas de las cuales volverán a tener relevancia cuando se hagan presente, mañana sábado a las cinco de la tarde, nada menos, que en este preciso lugar.
Un silente invitado ha llegado, es nada menos que Al Pacino, con sus inteligentes ojos que le han dado fama internacional se integra a la conversación. Es un mudo parlante que asiente las últimas decisiones, se acomoda y ocupa de una manera muy natural su lugar en la mesa. Y, ya que hablamos de historias y orígenes, sería conveniente esclarecer el de Al Pacino. Él vivía cómodamente en el hogar de una joven pareja que se quería mucho, el engreidazo de la casa, lamentablemente, esta naciente unión se resquebraja y los jóvenes deciden separarse, se reparten sus pertenencias, casi, sin mayores contratiempos. Pero, al llegar al tema de Al Pacino surgen las ácidas diferencias, no se ponen de acuerdo, porque, a Al Pacino no lo podían dividir. Así que, lo dejan abandonado; hasta que su incontenible llanto es escuchado por otro joven que no se resiste a su triste y melancólica mirada y lo lleva a su casa. Ha encontrado un nuevo lugar, el joven lo mima y lo quiere. Pero, no sé, por qué, siempre hay peros en las historias; el joven debe partir, gran problema y
¿Ahora?
El joven (como la gran mayoría de ellos) piensa en su papá y contento por haber encontrado la solución encarga su engreído a papi. Papá corazón extiende sus brazos y fue un amor a primera vista. Tan fuerte fue el impacto que el negocio de papá terminó llamándose como él, Al Pacino.
Parece que esta vez, Al Pacino, encontró su verdadero hogar, ya que los viajeros que llegan de diferentes partes del mundo a este singular Café - Bar no pueden sustraerse del carisma de este noble ser. Así, se fue gestando una nueva historia en un rinconcito de lo que fue el mítico Gran Hotel Perú. Hoy emerge con una nueva prestancia el AL PACINO donde se renuevan amistades y, como no, nuevas historias por contar.
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